Espacios. Vol. 21 (2) 2.000


La integración entre la gestión del conocimiento y la inteligencia competitiva: la aportación de los mapas tecnológicos 2/4

Integration between management by knowledge and competitive intelligence: the contribution of the technological maps.

Pere Escorsa, Ramon Maspons e Ivette Ortiz


2. Inteligencia competitiva

La vigilancia del entorno

Desde siempre, las empresas, de una u otra forma, han estado pendientes del progreso tecnológico que se genera en el entorno mediante la lectura de revistas técnicas, la asistencia a ferias de muestras, el examen de los productos de los competidores, el análisis de las patentes, etc. No obstante, la dinámica del cambio actual, el aumento de información disponible y la necesidad de “no inventar lo que ya está inventado” constituyen un estimulo para que la función de vigilancia cobre más importancia. La Vigilancia Tecnológica se define como “la búsqueda, detección, análisis y comunicación (a los directivos de la empresa) de informaciones orientadas a la toma de decisiones sobre amenazas y oportunidades externas en el ámbito de la ciencia y la tecnología” (Ashton y Klavans, 1997). La Vigilancia Tecnológica se propone precisamente obtener información sobre lo que está sucediendo en una determinada área tecnológica: en qué temas se está investigando, cuáles son las líneas de investigación emergentes, cuáles son las empresas y los equipos de investigación líderes.

Recientemente el concepto de Vigilancia o Monitoreo Tecnológico tiende a quedar integrado dentro de la denominada Inteligencia Competitiva (IC), definida como: “Conocimiento generado a partir del análisis resultante de la integración de información sobre el entorno de la organización, que está disponible lícitamente”. Según otra definición (Bernhardt, 1994) la IC es “un proceso analítico que transforma datos desagregados de los competidores, industria y mercado, hacia los conocimientos aplicables a nivel estratégico, relacionados con las capacidades, intenciones, desempeño y posición de los competidores”.

La Inteligencia Competitiva pretende dar un paso más al determinar qué información sobre el entorno es la de mayor valor y que, por lo tanto, es necesario obtener, qué medios utilizar, a quién recurrir, cómo transmitirla y sobre todo cómo generar oportunamente un resultado incorporable a la toma de decisiones de la organización. La IC enfocada hacia el conocimiento del entorno estratégico del progreso en Ciencia y Tecnología, se denomina Inteligencia Tecnológica, que puede definirse como “un sistema para detectar, analizar y emplear información sobre eventos técnicos, tendencias y, en general, actividades o aspectos clave para la competitividad de la empresa, con el propósito de obtener una mejor explotación de la tecnología” (Ashton y Stacey, 1995). Según Stacey, “el propósito principal de un sistema de Inteligencia Tecnológica consiste en generar ideas orientadas a la acción que aprovechen oportunidades para defender, expansionar o mejorar el negocio de la empresa”.

La Inteligencia Tecnológica se interesa sobre todo, como se ha visto, por las señales procedentes del exterior de la empresa: tendencias, tecnologías emergentes... Sus aportaciones presentan un carácter anticipativo: la IT se propone especialmente facilitar la toma de decisiones cara al futuro.

Si bien las actividades de inteligencia orientada hacia el beneficio de los negocios tienen una trayectoria de muchos años, sólo desde 1986 con la creación en EE.UU de la Society of Competitive Intelligence Professionals (SCIP), se empiezan a desarrollar acciones enfocadas hacia su reconocimiento formal como disciplina. A partir de la creación de la SCIP, se observa un incremento de las publicaciones centradas en dar a conocer este campo: beneficios de los sistemas de inteligencia aplicados a los negocios, características de las unidades de vigilancia, recomendaciones generales para su implantación, aunque que las aplicaciones concretas son escasas (Rodríguez, 1998). Según Ashton (1997) la práctica formal de desarrollar inteligencia competitiva y tecnológica en los negocios americanos está solamente en su infancia. Sin embargo, hay señales de que esta situación está cambiando.

Japón está considerado como el país pionero en IC (Fuld, 1995; Herring 1992; Matinet y Marti, 1995; Kodama, 1992). El gobierno japonés ha apoyado a sus empresas para lograr un sólido equilibrio entre las habilidades de obtención de información y la aplicación de los resultados. También, los programas de inteligencia suecos gozan de un significativo reconocimiento internacional... Se estima que al menos 50 de las principales empresas suecas incluyendo L.M. Ericsson, Volvo y ABB, cuentan con unidades de inteligencia altamente exitosas (Herring, 1992).

En Francia, la evolución del concepto de monitoreo del entorno, se inició en el campo de la información científica y técnica, llamándose entonces veille technologique . Más tarde el campo de acción se extendió al marketing y al departamento de ventas, desarrollándose la noción de vigilancia competitiva y comercial. Como veremos más adelante, este país es líder en el desarrollo de programas informáticos para la elaboración de mapas tecnológicos. También existen equipos especializados en países como Holanda o España.

Los Mapas tecnológicos

Dentro del ámbito de la Inteligencia Tecnológica, los denominados Mapas Tecnológicos, se convierten en un importante instrumento para la estrategia empresarial. Son representaciones visuales del estado de la tecnología en un ámbito o área determinados, obtenidos a partir del tratamiento de la información contenida en bases de datos de patentes y artículos, (Escorsa, Rodriguez y Maspons, 2000). Los mapas presentan gráficamente, de forma sintética, las tecnologías en que se ha investigado más y, en consecuencia, publicado y patentado más en un período determinado. Permiten también detectar aquellas tecnologías emergentes que están experimentando una rápida expansión mediante la comparación con mapas correspondientes a períodos anteriores.

La elaboración de estos mapas se ha visto posibilitada por las siguientes causas:

La cienciometría se basa en el análisis y cómputo de determinados indicadores bibliométricos: autores de artículos, autores citados, palabras clave, palabras contenidas en los artículos (en los títulos, en los resúmenes), etc. Mediante el recuento de estos indicadores se puede determinar (Sancho,1990):

Sin embargo, para la elaboración de los mapas no es suficiente el recuento de los indicadores anteriores sino que se requiere un nuevo concepto: el análisis de la coocurrencia de palabras (co-word), que estudia la aparición conjunta de dos o más palabras en campos tales como títulos, resúmenes o palabras clave. Por ejemplo, en una base de datos de artículos sobre Superconductividad, el análisis de coocurrencia pretende detectar cuantas veces las palabras «bario» e «itrio» aparecen juntas en los títulos, las palabras clave o los abstracts. Si la coocurrencia es elevada, es decir si el número de veces que «bario» e «itrio» figuran juntos es alto respecto al número total de artículos considerados, significará que existe una importante «proximidad» o «relación» entre ambas palabras. Esta «proximidad» puede cuantificarse mediante diversos índices y métricas, y dibujarse obteniendo así los mapas tecnológicos (Callon, Courtial y Penan, 1993, , Escorsa y Valls, 1997, Escorsa, Maspons y Rodríguez, 1998). Cuanto más juntas están dos palabras en el mapa, mayor es la relación entre ellas.

Existen otras posibilidades de análisis de coocurrencias que pueden ofrecer también resultados muy reveladores: coocurrencias entre palabras clave de productos y/o tecnologías y empresas (que permite detectar en que productos y/o tecnologías trabajan las empresas de un sector), empresas-grupos de patentes (para conocer las áreas en que está patentando cada empresa), productos/tecnologías-grupos de patentes, palabras clave-países, etc. Con frecuencia el análisis de una área tecnológica requiere el tratamiento de la información contenida en miles de registros.

La propuesta pionera de la co-ocurrencia de palabras fue efectuada por Jean-Pierre Courtial y su equipo en el Centre de Sociologie de L’Innovation (CSI) de la École des Mines de Paris a mediados de los años 80 en conjunto con el Institut National d’Information Scientifique et Technique (INIST). Propusieron emplear un conjunto de índices estadísticos que definían el grado de relación que tenían las palabras contenidas en las bases de datos (Rodríguez, 1998). Otros grupos que han elaborado programas para la realización de mapas tecnológicos son los de Henri Dou del Centre de Recherche Rétrospective de la Universidad de Marseille (CRRM) (Dou, Hassananaly, Quoniam y La Tela, 1990) y de Bernard Dousset del Institut de Recherche en Informatique de Toulouse (IRIT) .

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