ISSN-L: 0798-1015 • eISSN: 2739-0071 (En línea) - Revista Espacios – Vol. 43, Nº 03, Año 2022
RENGEL, Manuel D. et al. «Ventajas del Marketing Digital en el sector comercial de Ecuador, en tiempos de
COVID-19»
que ya están utilizando al marketing digital como herramienta básica en la promoción de sus negocios, no se ha
logrado la integración total de ellas en este nuevo sistema de comercialización. En este sentido López et al.,
(2018) advierten que “una de las problemáticas en la actualidad que enfrentan las pequeñas y medianas
empresas ecuatorianas, es la falta de difusión en sus servicios profesionales a nivel de plataformas tecnológicas”.
El comercio en el Ecuador es una de las actividades formales más recurrentes, de hecho, Quispe et al., (2020)
sostienen que esta actividad “representa el 32.2% superior al 26.8% con relación a América Latina” (p. 210), y no
podía ser de otra manera, ya que es un país exportador de diferentes productos, por su alta calidad, como son
el banano, el café, camarón, flores, entre otros; internamente en el Ecuador el comercio es una de las fuentes
de ingresos más sólidas que tiene un ciudadano, se comercializan productos como alimentos, medicinas, ropa,
calzado, etc., en el caso de los servicios están los de salud, telecomunicación, educación, y muchos otros más.
Se recalca además que el comercio se da con mayor recurrencia en las mujeres que en los hombres, Quispe et
al., (2020) afirman que “la población económicamente activa representa el 42,4% con respecto a los varones
que alcanza el 25%” (p. 210), esto se puede visualizar con solo observar los distintos centros comerciales, tiendas
comerciales, negocios de hospedaje, salud y otros, tienen en su gran mayoría asistencia femenina, y del mismo
modo quienes han tomado la iniciativa de exponer sus productos vía online han sido las mujeres, ofertando
maquillaje, ropa, accesorios femeninos, entre otros, y poder de esta forma paliar los efectos negativos que trajo
consigo la llegada del virus COVID-19 al Ecuador.
Desde la aparición del COVID-19, que afectara a más de 180 países en todo el mundo, las formas de subsistencia
cambiaron notablemente. Por cierto periodo de tiempo la mayoría de actividades fueron suspendidas, las
personas por su seguridad y la de los suyos fueron confinados, las clases fueron suspendidas, y miles de negocios
como discotecas, gimnasios, bares, cines, fueron cerrados, creando una ola de incertidumbre y desasosiego por
la escasez de dinero que se avecinaba al no poder trabajar. La peor parte la llevaba el sector de la salud, cuyo
persona lidia directamente con la enfermedad, muchos médicos perecieron ejerciendo su profesión durante esta
época, según manifiesta Valero et al., (2020) este virus supone “una dura prueba para los sectores de salud más
afectados por la epidemia” (p. 6).
Sin duda alguna la disminución y cese de las actividades cotidianas cambió considerablemente el modo de vivir
de las personas, desde el punto de vista social, político, económico, ambiental y tecnológico. A nivel social, el
distanciamiento de los seres queridos, los amigos, compañeros de estudio y/o trabajo; a nivel político con las
medidas de las autoridades para prevenir el contagio masivo en cada país en el que se vivía la pandemia, a nivel
ambiental el cese de actividades humanas produjo cierto bienestar en el ambiente, pues es de conocimiento
general que la contaminación que existe en el planeta proviene principalmente de la mano del hombre; los
cambios tecnológicos se tradujeron en el crecimiento de usuarios en la red, por ser este el medio idóneo para
comunicarse con sus familiares tras el confinamiento. El cambio económico sin duda alguna fue el más visible, el
cierre de varias empresas significó para muchos un grave problema al no poder subsistir ni sostener a sus familias,
este cambio sumado a los otros indudablemente modificarían los hábitos de compra y consumo en las personas.
Al estar confinadas las personas necesitaron implementar nuevas formas de compra de productos para satisfacer
sus necesidades básicas, por lo que surgieron con mucho éxito las compras virtuales, entregadas por
motorizados, porque eran los únicos que podían circular, pues los demás vehículos solo podían hacerlo ciertos
días dependiendo del número de placa. Ante este hecho, las empresas dedicadas a la repartición de encomiendas
por medio de los motorizados crecieron rápidamente, las listas de compras llegaban a ellos a través de mensajes
de WhatsApp, llevaban de todo: desde comestibles, medicinas, o comidas preparadas. Por su parte las empresas
que se dedicaban al expendio de otros productos y servicios “se vieron en la necesidad de utilizar nuevos
métodos para ofrecer sus servicios y productos a través de mecanismos digitales” (Mackay y Escalante, 2021).